Jorge Valdivia - Magia y Veneno
Dicen que aquellos que poseen un talento realmente prodigioso, generalmente tienen personalidades especiales y son incomprendidos. A este genio lo llaman “Mago” por lo que hace en la cancha. Es uno de los futbolistas chilenos más hábiles de los últimos tiempos, pero su temperamento le juega en contra. Es soberbio, pero humilde. Exaltado, pero tranquilo. Muchos creen saber cómo es, pero pocos lo conocen realmente. Es la gran promesa del fútbol chileno. ¿Se cumplirá?
Francisco Siredey E.
Domingo 23 de abril de 2006. Se juega el clásico entre Colo Colo y Universidad Católica en el Estadio Monumental. Van 23 minutos del primer tiempo cuando el “10” del elenco popular, Jorge Valdivia, cae frente a la tribuna Andes tras una supuesta falta de Eros Pérez. El árbitro, Rubén Selman, no cobra infracción, y el “Mago” reclama airadamente. Está convencido de que el juez tiene una persecución en su contra. Selman le muestra la tarjeta amarilla por excederse en sus descargos.
Lo que ocurriría a continuación sería descrito por el periodista Aldo Schiappacasse como un “momento epifánico” del fútbol chileno, pues las imágenes darían la vuelta al mundo.
Tras la amonestación, el volante albo cruza el ancho del campo del juego para hablar directamente a una cámara de televisión. "Se los digo antes, Selman me amenazó que me iba a expulsar. Me va a echar, acuérdense", son las palabras del jugador, enceguecido por la prepotencia que, para él, mostraba el árbitro. Selman, advertido por el cuarto juez, se da cuenta de lo ocurrido y expulsa a Valdivia por incitar a la violencia.
Desde su casa, Elizabeth Toro, madre de Valdivia, ve con impotencia las imágenes. Ella cree firmemente que Selman persigue a su hijo desde 2003, cuando él jugaba para la Universidad de Concepción. Como toda madre, está preocupada, pues su hijo se acaba de meter en un nuevo problema. Colo Colo termina perdiendo 3 a 2 y él es sindicado como el principal responsable de la derrota, al dejar a su equipo con un hombre menos. La polémica se había instalado.
Valdivia se ve nuevamente en el ojo del huracán, situación incómoda para él, pues detesta recibir tanta atención de los periodistas. Muchas veces lo demuestra, esquivando a la prensa o respondiendo de forma cortante. Esta vez, y dada la magnitud de lo acontecido, va a tener que dar la cara.
Después del partido, el “Mago” complica aún más la situación, con declaraciones como “Selman es poco hombre” o “tal vez me tiene mala porque le gusto a su hija”. A medida que pasan los días, el volante albo se da cuenta de su error y, finalmente, pide disculpas públicas. El propio árbitro da por superado el incidente y Valdivia sólo recibe una fecha de castigo.
Pero tras el “incidente Selman” el medio empieza a criticar. Se habla de otro proyecto frustrado del fútbol chileno. Muchos piensan que la inmadurez del colocolino lo puede llevar a engrosar una larga lista de jugadores que, como Marcelo Vega, Sebastián Rozental, Manuel Neira y Mauricio Pinilla, no pudieron o no han podido explotar sus condiciones a cabalidad por motivos extra futbolísticos.
Para suerte del “Mago”, su equipo lo respalda en este difícil momento. Sus compañeros lo defienden y el técnico Claudio Borghi lo insta a pensar en lo sucedido más que recriminarlo. El entrenador argentino sabe el joven volante está madurando poco a poco y que experiencias como ésta lo ayudarán a salir adelante. Además cree que Valdivia, como todo gran jugador, tiene una personalidad especial. “Tiene un genio futbolístico tan raro que los demás no lo entendemos, como un gran pintor o un gran cantante”, explica el “Bichi”.
Los primeros trucos del Mago
Borghi no es el único que piensa esto. Si bien se pueden decir muchas cosas sobre Valdivia, todos concuerdan en su talento, ése que lo llevó a ser el “regalón” de las divisiones inferiores de Colo Colo. “Está jugando Valdivia”, se escuchaba en los pasillos del Estadio Monumental. Dirigentes como Peter Dragicevic o Eduardo Menichetti bajaban de sus oficinas para verlo jugar, pues era todo un espectáculo, según el ex arquero colocolino Daniel Morón.
Valdivia era el líder del equipo, el que ordenaba a sus compañeros. Lanzaba todos los tiros libres y penales, que generalmente terminaban en gol. Su estilo era desenfadado, basado en su rica técnica con el pie derecho. Buscaba siempre enfrentar al rival y dejarlo en el camino con una jugada vistosa. También le gustaba habilitar a sus compañeros con algún pase impredecible.
Estas habilidades habían sido cultivadas por años. Desde su infancia en la comuna de Lo Prado, lo único que le interesaba al pequeño Jorge era el balompié. Era fanático de Colo Colo y de su goleador de la época, Rubén Martínez. No veía dibujos animados en televisión, veía partidos. No pedía juguetes en sus cartas de navidad, pedía camisetas y pelotas de fútbol.
Sus padres se dieron cuenta de las condiciones de Jorge y lo metieron a una escuela de fútbol en Pudahuel cuando éste tenía 7 años. Tiempo después, su familia se fue a vivir a Avenida Marathon. El cambio de casa le permitió a Jorge cumplir su primer sueño, entrenar en el Estadio Monumental para Colo Colo. Tenía 10 años.
A pesar de ser un estudiante de promedio 6.0 en el Liceo Cervantes, va dejando paulatinamente los estudios de lado para dedicarse de lleno al fútbol. De hecho, terminó cuarto medio en el Instituto Colo Colo, creado para que los futbolistas completaran la enseñanza media.
Valdivia permaneció en el cuadro popular hasta 2003, cuando el entrenador Jaime Pizarro, lo envió a préstamo a Universidad de Concepción. No había lugar para él con Marcelo Espina –quien jugaba en su mismo puesto- en el plantel de honor.
La Octava Región sería el escenario para darse a conocer. Valdivia estaba frustrado, pues no había podido consolidarse en el “cacique”, pero estaba decidido a mostrar su talento para así poder regresar al club de sus amores. Y lo conseguiría. Con 19 años, era alabado por la prensa especializada, y se ganó el apodo de “Mago”, pues a veces no se entendía cómo realizaba jugadas tan espectaculares. Su buen rendimiento le significó varias nominaciones a la selección chilena y un contrato con el Rayo Vallecano de Madrid, club en el que no tuvo muchas oportunidades de jugar.
Tras su malograda experiencia en España, Valdivia prueba suerte en el Servette de Suiza. A pesar de cumplir una buena campaña, los problemas económicos del equipo lo motivan a regresar a Chile. Esta vez Colo Colo lo quiere en sus filas. El “Mago” no lo piensa 2 veces y desecha otras ofertas. Finalmente tiene su gran oportunidad en el elenco albo. Pero no sólo de mostrar su talento, sino también de mostrar sus mañas.
Dos personalidades
Hoy por hoy, Valdivia ya se ha consagrado en Colo Colo. A sus 22 años, es de los mejores futbolistas chilenos en actividad, algo que llena de orgullo a su familia, especialmente a su madre. Doña Elizabeth es incapaz de encontrarle un defecto al segundo de sus tres hijos. Hasta justifica sus reacciones desmedidas dentro de la cancha. “Es que le pegan tanto”, señala.
Lo cierto es que su temperamento le ha costado mucho al mediocampista colocolino. Además de las recurrentes expulsiones, ha entrado en conflicto con varios futbolistas, como el ex arquero de Universidad de Chile, Johnny Herrera, quien lo acusó de “tener problemas mentales” y de haber recibido tratamiento psicológico, algo que, según doña Elizabeth, jamás ocurrió.
Aunque él dice no tener enemigos en el fútbol, el hábil mediocampista albo reconoce que muchos lo juzgan a primera vista; un joven que se luce y hace lo que quiere en la cancha, y que fuera de ella tiene una actitud displicente, en especial con la prensa, algo que ha sido interpretado como señal de soberbia. “La gente que me conoce sabe cómo soy y no tiene ningún problema conmigo”, señala con calma.
Morón conoce bien al “Mago”, desde que jugaba en las inferiores de Colo Colo. Para él, Valdivia no puede evitar que su personalidad lo traicione a ratos, pues es parte de quien es y de su juego. “Es como el escorpión –que se clava su propio aguijón-, pues cae en algo muy propio de él. Su genio lo traiciona”, expresa el campeón de Copa Libertadores.
Sus cercanos dicen que Valdivia es justamente lo opuesto a lo que proyecta en la cancha: un tipo tranquilo, sencillo y humilde, además de alegre y divertido, algo que, efectivamente, cuesta ver a simple vista. Lo que no cuesta ver es que, en general, prefiere cultivar el bajo perfil, y siente el peso de la fama. Su esposa, Daniela, es ex integrante del “team Mekano”, por lo que la unión de ambos suscitó gran cobertura por parte de la prensa farandulera, de la cual Valdivia y su familia parecen estar agotados.
El futuro del genio
Como es costumbre, la prensa acecha a Valdivia en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, mientras la selección chilena se embarca hacia Irlanda, en una gira de partidos amistosos. El volante no hace declaraciones y se dirige hacia la puerta de embarque, donde se despide de su padre y de su hermano. Nuevamente, el “Mago” tiene la posibilidad de jugar en Europa, esta vez vistiendo la “roja”. Un buen papel podría significarle ofertas del “viejo continente”.
Borghi cree que Valdivia está listo para dar este paso, ya sea volviendo a Europa, o emigrando a un fútbol más competitivo. Su familia también cree ciegamente en él, especialmente su madre, que le recomienda que haga más goles y dé menos pases para lucir más. Por su parte, Morón considera que le falta tener un ritmo de competencia superior. Pero lo más importante es que él mismo confía en sus capacidades. Se sabe talentoso y cree que sólo le falta ser un poco más regular en su juego para poder dar el gran paso.
Hoy se le presenta una nueva oportunidad, una que ya vio pasar anteriormente. Para aprovecharla, él sabe que debe madurar dentro de la cancha. Que debe prevalecer la “magia” y no el “veneno del escorpión”. De él depende si lo consigue o no.
1 Comments:
Que moooooooooooooooostro de reportaje viejo!
Grande Maaaagooooo!!
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